lunes, 16 de mayo de 2011

¡La Confesión de Keiko Fujimori!

La oscura chanchita de Keiko Fujimori

-        La candidata de Fuerza 2011 confeso en el 2001 haber recibido dinero robado de manos de su padre: 10,000 dólares mensuales.

-        Dijo ante la fiscal Echaiz que sólo tenía 1,500 dólares en una cuenta de ahorro pero hoy admite tener en su poder, formalmente 590,684 soles en un banco extranjero.

-        Afirmó tener un viejo Toyota de 1996 y  hoy maneja dos camionetas nuevas cuyo valor es 114,000 soles.

-         La ex Fiscal de la Nación le perdonó la vida al no denunciarla ante el Congreso.

-         La hija del condenado reconoció haber hecho uso del dinero negro de la Casa Militar.

Escribe: Rebeca Diz para el Semanario Hildebrandt en sus Trece

Hace más de un año que Keiko Fujimori tenía que haberse presentado en el despacho de la Fiscal de la Nación para rendir su manifestación por la investigación que se le sigue por enriquecimiento ilícito. Sin embargo, con la habilidad genética de una Fujimori, y la complacencia cómplice de la doctora Echaiz, la candidata presidencial sigue esquivando a la justicia.  ¿Por qué, si no tiene nada que esconder, no saldó, de una vez por todas, sus cuentas pendientes con la justicia? ¿Por qué no fue a la oficina de la Fiscal de la Nación y demostró ante la ciudadanía a la que ella pretende gobernar que ella, a diferencia de su padre, no se enriqueció ilícitamente durante la década de los noventa? El documento que presentamos en este reportaje revela por qué la lideresa del fujimorismo evitó, durante once meses ser interrogada.

El documento en cuestión es la “Manifestación de Keiko Sofía Fujimori Higuchi”, tiene el sello del Ministerio Público y está fechado el 29 de mayo del 2001. Aquel miércoles, hace 10 años, Keiko Fujimori llegó acompañada de uno de los abogados de su papá, Domingo Orezzoli Pelosi, al Ministerio Público. Entonces, frente a la Fiscal Adjunta Suprema, Keiko confesó que durante el tiempo que ejerció de Primera Dama venía todos los meses al Perú y cuando retornaba a Estados Unidos, donde estudiaba, su papá le entregaba diez mil dólares en efectivo. Lo que nunca imaginó Keiko Fujimori es que, años más tarde, aquella Fiscal Adjunta se convertiría en Fiscal de la Nación. Sí, como lo leen: en el 2001, Keiko Fujimori reconoció ante Gladys Echaíz, que era fiscal suprema adjunta, que mensualmente su padre le daba diez mil dólares en efectivo para pagar sus estudios y los de sus hermanos. Por tanto, si Keiko hubiera decidido acudir a la justicia y dar otra versión sobre cómo pagó sus estudios, tendría que haberlo hecho ante la misma persona a la que le confesó que su padre los pagó en efectivo.

En la página 01509 de aquella manifestación dice textualmente así: “Preguntado para que diga: ¿Cómo se han pagado los estudios que la declarante ha realizado en los Estados Unidos de Norteamérica? Dijo (Keiko Fujimori Higuchi): (…) los gastos de mantenimiento los solventó su padre, quien le entregaba dinero en efectivo cada vez que la declarante venía al Perú, en sumas que nunca pasaban de los US$ 10,000 (diez mil dólares americanos). Que la declarante venía al Perú casi mensualmente, dependiendo de las actividades que tenía como Primera Dama, que cuando no ejerció este cargo, no venía al Perú y su padre le entregaba el dinero ($10,000) al inicio del ciclo”. ¿Nunca la Primera Dama le preguntó a su papá de dónde salía el fajo de dólares que le entregaba cada vez que venía al Perú? Eso resulta inverosímil, más aun si tenemos en cuenta la declaración testimonial de su madre, Susana Higuchi. La ex mujer de Alberto Fujimori (fojas 2518 a 2520) describió con lujo de detalles esta escena surrealista: “que a fines de 1993, abrió una caja fuerte que se encontraba en la alcoba compartía con su entonces esposo, en presencia de sus hijas, encontrando en una bolsa plástica la suma de $100,000. Asimismo, refiere que fuera de dicha bolsa había la suma de $10,000 entre objetos y joyas”.


Más allá de las preguntas que Keiko le pudo haber hecho a su progenitor y de las escenas vividas en Palacio de Gobierno al lado de su madre, cuando los Fujimori guardaban en bolsas el dinero, el hecho es que si hoy la aspirante a la presidencia hubiese cumplido con presentarse en el Ministerio Público a rendir su manifestación por la investigación que se le sigue por enriquecimiento ilícito, habría tenido que volver a sentarse delante de la doctora Gladys Echaíz. En esta ocasión habría tenido que decir que no, que su papá no le daba mensualmente diez mil dólares en efectivo y se habría visto en la obligación de soltar la paporreta aprendida.

La decisión de la lideresa de Fuerza 2011 de evitar responder ante la justicia no extraña a nadie pues es un rasgo característico de la familia Fujimori. Es sorprendente, sin embargo, la pasividad que la Fiscal de la Nación ha mostrado durante once meses. ¿Por qué la doctora Echaíz no procedió a darle curso al expediente que tuvo en su cajón desde el 15 de julio del 2010?

No olvidemos que a esta confesión de Keiko Fujimori hay que sumarle las investigaciones que, a pedido del Vocal Supremo José Luis Lecaros, realizó la Contraloría General de la República en el año 2003. En ese primer informe contable, publicado en la edición 52 de este semanario (En sus trece de Cesar Hildebrandt), se estima que Keiko Fujimori y sus hermanos, mientras residieron en Estados Unidos, gastaron en viajes de placer, manutención y estudios un millón cuatrocientos ochenta mil dólares. Tampoco eso animó a Echaíz.

En la manifestación que guardó la doctora Echaíz bajo siete llaves existen otras revelaciones importantes que demuestran la capacidad de Keiko Fujimori para emular a su papá e imitar la habilidad de responder preguntas comprometedoras con mentiras evidentes. Por ejemplo, cuando a la ex Primera Dama le preguntaron “si conoce de la existencia de almacenes en Palacio de Gobierno (los almacenes donde se guardaban las donaciones del Japón que fueron vendidas)” K. Fujimori respondió: “que no sabe porque nunca recorrió Palacio en forma total”. ¿No es para reírse?

Cuando le preguntaron si tenía propiedades a su nombre, la heredera del fujimorismo, muy oronda, respondió: “que tiene un carro Toyota de 1996 que compró con su propio dinero”. Desde esta humilde tribuna nos preguntamos qué entiende la candidata presidencial por “dinero propio”. Teniendo en cuenta que cuando rindió esta manifestación, en el 2001, la ex Primera Dama nunca había tenido un trabajo, mucho menos un sueldo, ¿de qué dinero propio habló? La capacidad para la farsa de la hija de Alberto Fujimori llegó a su clímax cuando aseguró que la compra de un terreno en Puerto Fiel (Km. 121 de la Panamericana Sur) la había hecho con ocho mil dólares que su hermana ganó en un casino.
¿Por qué resulta vital que la candidata a la presidencia responda ante la justicia por la investigación que se le sigue por enriquecimiento ilícito? Porque a todas luces Keiko Fujimori Higuchi no sólo cursó unos estudios universitarios que su padre no podía pagar con su sueldo, sino porque en la actualidad tiene gastos y bienes que el sueldo de una congresista no puede financiar. Veamos.

Según la declaración jurada que presentó en el Jurado Nacional de Elecciones, la hija de Alberto Fujimori nunca ha trabajado ni recibió remuneración económica además de los 15,600 soles que percibe desde el 2006 como congresista. Su aventura empresarial, con la compañía Summit Products SAC, según los reportes de la SUNAT, apenas logró facturar, en 7 años, $18,348. Sin embargo, la candidata declara tener dos camionetas, una valorizada en 44,700 soles y otra en 60,300 soles. Y sus ahorros ascienden a 590,864 soles. Según ella misma reconoce, entre agosto del 2004 y mayo del 2008 realizó una maestría en Nueva York y en el 2007 una especialización en la Universidad de George Washington University. Cursos que rondan los $100,000 sin incluir la manutención. En aras de la transparencia y teniendo en cuenta que Alberto Fujimori cometió un latrocinio gigantesco sería importante que su hija y candidata se separe del botín paterno y explique a la ciudadanía como logró, desde el año 2003, financiar dos estudios de post grado en universidades privadas en Estados Unidos, mantener a su familia, adquirir dos camionetas, realizar 65 viajes internacionales y costear otros ciento seis para su satelital marido y aun así tener capacidad para ahorrar más de millón de soles. Es cuando menos sorprendente lo bien que le ha ido a la hija favorita de Alberto Fujimori teniendo en cuenta que en el año 2001 le dijo a la fiscal Echaíz que “tiene una sola cuenta en moneda extranjera en el Citibank del Perú, que es de ahorros y que tiene un saldo de $1,500 en la actualidad (mayo del 2001)”.

Sin perder de vista esta increíble capacidad económica de la ex Primera Dama, es necesario que volvamos a aquella mañana del 29 de mayo del 2001, cuando la doctora Echaíz era una Fiscal Adjunta que cumplía cabalmente con sus obligaciones. En esa jornada, logró que K. Fujimori confesara que la Fundación por los Niños del Perú, que ella presidía, había recibido dinero sistemáticamente de la Casa Militar. En sus declaraciones la candidata de Fuerza 2011 admitió que “todas las necesidades logísticas o de donaciones que tenía la Fundación (Fundación por los niños del Perú) o para cubrir los eventos artísticos que propiciaba, los canalizaba a través de la Casa Militar”. ¿No sabía la Primera Dama que el dinero que le entregaba la Casa Militar era robado de las arcas del Estado?



Lo cierto y está reconocido es que la actual candidata recibió de la Casa Militar cientos de miles de dólares en efectivo para manejar, a su antojo, la Fundación por los Niños del Perú. A esta confesión de parte se le debe sumar los testimonios de los propios edecanes de esta institución castrense. Los militares Federico Wong Iriarte, Jorge Ascencio Torres Vargas, Gerardo Pérez Águila  y Nazario Mercado Zedano, a cargo de la Casa Militar, confesaron que, durante años, por orden expresa de Alberto Fujimori, ellos fueron los encargados de recoger en el SIN los millones de soles robados de las arcas del Estado para ser entregados al mandatario. Los testigos añadieron que una parte de ese dinero se utilizó para “obras sociales”. Todo esto consta en manifestaciones formuladas ante el Ministerio Público.

Teniendo en cuenta la fortuna mal habida de su padre, la increíble bonanza económica de la candidata, y las pruebas irrefutables de que manejó dinero robado de las arcas del Estado, nos preguntamos si la aspirante a inquilina de la Casa de Pizarro no debería aclarar cuánto, cómo y en qué se gastó el dinero mal habido que la Casa Militar le entregó.

En el año 2001 Keiko Fujimori se comprometió con la fiscal Echaíz a pedir el levantamiento de su secreto bancario y, hasta la fecha, no ha cumplido. Como tampoco ha cumplido con sus obligaciones como Fiscal de la Nación la doctora Gladys Echaíz.


Articulo recogido del Semanario Hildebrandt en sus trece, que sale todos los viernes a s/. 5 en su quiosco más cercano. Para comprar ediciones anteriores llamar al teléfono 242-6830 de lunes a viernes de 10:00 a 5 p.m. Gracias.

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